
Garmendia
caminaba rumbo a su oficina, en el camino se cruzó con Carmona.
-Vamos al
bar del gallego a tomar una cervecita, hace calor –le dijo.
Caminaron
en silencio, Garmendia iba ensimismado en sus pensamientos.
Una vez
sentados y mientras esperaban ser atendidos, Carmona preguntó:
-¿Qué te
pasa, estás en otro planeta…?
-El caso
del chino, ¿no te parece que lo solucionamos muy fácil?
-Es un
caso simple, el ratero lo mató porque el chino lo encontró robando.
-Sin
embargo, Lopecito es un borracho, pero no es un asesino, hace años que lo
conozco y jamás ha sido violento, ratero si, asesino no – Garmendia no quería
aceptar lo que el fiscal había decidido- el primo, dijo que al regresar del
almuerzo encontró a Tao, caído entre las góndolas, estaba herido, llamó a la
ambulancia y el chino murió en el trayecto, todo es muy de película….
-Vos qué
sabes, tal vez Tao encontró a Lopecito robando, discutieron y el pibe perdió
los estribos y lo mató.
-Cuando
hable con él, ni sabía quién era el chino, Lopecito había entrado a comprar una birra.
Quedaron
en silencio, al fin fue Carmona quién hablo:
-Vamos al
interrogatorio, el fiscal Ferri, lo va hacer pedazos, ya lo tiene entre ojos
por el tema de sus robos y sus curdas, con esto le va hacer pagar todo junto.
Cuando
llegaron a la seccional, Lopecito ya estaba en la sala de interrogatorio, Ferri
entró con varias carpetas, tomo asiento y sin decir palabras se quedó mirando
fijó al acusado, el ratero estaba tranquilo. Los detectives observaban tras del
cristal sin ser vistos.
Ferri
preguntaba a los gritos, golpeaba la mesa tratando de intimidar al detenido,
que sin embargo se mantenía sereno y respondiendo con frases cortas, explicó que
esa noche estaba en el bar cenando y luego se quedó a ver el partido de River y
Monterrey. Eran muchos los que daban testimonio de su presencia.
Ferri
movía la cabeza ignorando las palabras de Lopecito.
-Lo
quiere hundir – dijo Carmona.
-Y lo que
es harto más grave es que lo va a conseguir, cuando Ferri se propone algo lo
consigue, vamos a ver que nos dicen en el barrio.
Fueron
directo al bar donde se reunían los amigos de Lopecito. Todos aseguraron que el
muchacho había estado en el bar.
El mozo
le mostró a Garmendia la libreta negra, acá está anotado lo que comió y no pagó
porque no tenía plata, día, hora y 18.000.- $ de deuda.
Salieron
en silencio, notaron que los seguían, aminoraron el paso y se volvieron de
golpe, ante ellos un hombre los miró sorprendido.
-¿Por qué
nos sigue? -preguntó Pedro.
El tipo
sorprendido y tartamudeando les dijo:
-Escuché
las preguntas que hicieron en el bar – el hombre estaba atemorizado, miraba a
todos lados mientras hablaba- Al chino lo mató Zirui, el primo, hace rato que
se llevan mal, se roban mutuamente y se culpan de todo, pero Tao se metió con
la mujer de Zirui y ahí se pudrió todo, yo estaba en el piso de arriba y
escuché, me asomé y vi que Zirui lo golpeaba.
- ¿Qué
hacías en el supermercado?
- Trabajo
allí, soy repositor.
-¿Viste
cuando lo mató?
Garmendia
lo tenía contra la pared y lo miraba a los ojos
-No.
Escape por la otra escalera y corrí a la calle, solo vi que Zirui le clavó
varias veces un cuchillo, y escapé.
-Vení con
nosotros, vas a contarle todo esto al fiscal.
El hombre
asustado quiso escapar, pero Carmona ligero, lo alcanzó en seguida. Una vez en
la seccional, fue Ferri el encargado de las preguntas, el hombre se confundía y
contradecía con cada respuesta.
-¿Cómo te
llamas?
-José Sandoval,
me dicen carbón…
-Quiero
que me digas paso a paso lo que viste…
Dijo el
fiscal con voz de pocos amigos
Repitió
lo que ya le había declarado a Garmendia.
-¿Por qué
no dijiste todo esto cuando te interrogaron en el mercado?
-¡Por
miedo! Zirui en una mala persona.
- Cuando
se peleaban, ¿vos dónde estabas?
-Ya se lo
dije en el piso de arriba, escuché gritos y me asomé por la baranda, Zirui
empuñaba un cuchillo y se lo clavó a Tao, al ver eso escape.
-Sabes
que nadie sabe cómo murió Tao, no le clavaron ningún cuchillo, estás mintiendo.
-¡¡Si que
le clavó un cuchillo!! y lo hizo varias veces en el pecho.
-Dijiste
que escapaste, ¿cómo viste eso?
Volvió a
tartamudear como lo hizo la primera vez que habló con Garmendia.
-Lo vi,
le dije que lo vi, era un cuchillo que ellos tienen en la cocina, largo y
filoso.
-Vas a
quedar detenido por ahora.
El fiscal
se retiró dejando al hombre todavía estremecido.
El fiscal
Ferri se reunió con Garmendia y luego de varios minutos de conversación, Pedro
y Carmona se dirigieron hasta el supermercado de los chinos, regresaron con
Zirui, pero antes subieron al piso superior para sacar fotos del entrepiso.
En su
declaración Zirui dijo que había discutido con su primo, que se fueron a las
manos y en un momento Tao cayó contra las góndolas, golpeó la cabeza contra un
fierro y quedó desmayado, allí lo dejó, Zirui cerró el negocio y se fue a
almorzar, a las 16 hs regresó y lo encontró herido en el mismo lugar donde
había caído, llamó a la ambulancia y lo demás ya lo saben.
El fiscal
preguntó:
-¿Por qué
pelearon?
-Mi primo me robaba y molestaba a mi mujer…
Garmendia
mostró a Ferri las fotos del entrepiso. El fiscal pidió que trajeran a Sandoval.
-Señor
Sandoval, usted nos mintió -dijo el fiscal mirando fijo al detenido.
El
acusado abrió los ojos con un gesto de incredulidad y dijo:
- ¿Qué
quiere decir?
-Que
nunca pudo ver a Zirui asesinar a Tao y ahora me va a explicar como sabe que
fue asesinado a cuchilladas.
-Ya le
dije que me asomé por la baranda y lo vi.
-Eso es
imposible, la baranda tiene delante pilas de cajas de mercadería y por arriba
de las cajas en imposible ver el piso de abajo.
Le mostró
las fotos, sin decir palabra.
Sandoval
comenzó a tartamudear, estaba rojo, golpeó la mesa y dijo:
-Me
quieren hacer tragar un sapo, ustedes son los mentirosos -parecía un chico
descubierto en una maldad- Tao era un hijo de puta, me descontaba del sueldo
los cinco minutos que llegaba tarde, hasta me cobraba un vaso de agua…me
trataba como a un perro.
-Eso no
es motivo para matarlo -dijo Garmendia- te hubieras ido a trabajar a otro lado.
-Claro
como si fuera fácil, usted que sabe lo que es ser negro y pobre, nadie te
contrata....
-¿Qué
hiciste con el cuchillo?
-Lo tire
en un conteiner de la avenida.
Lopecito
y Zirui recobraron la libertad y Sandoval quedó a cargo del Juez de turno.