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martes, 24 de junio de 2025

CRIMEN EN EL MERCADO CHINO.


Garmendia caminaba rumbo a su oficina, en el camino se cruzó con Carmona.

-Vamos al bar del gallego a tomar una cervecita, hace calor –le dijo.

Caminaron en silencio, Garmendia iba ensimismado en sus pensamientos.

Una vez sentados y mientras esperaban ser atendidos, Carmona preguntó:

-¿Qué te pasa, estás en otro planeta…?

-El caso del chino, ¿no te parece que lo solucionamos muy fácil?

-Es un caso simple, el ratero lo mató porque el chino lo encontró robando.

-Sin embargo, Lopecito es un borracho, pero no es un asesino, hace años que lo conozco y jamás ha sido violento, ratero si, asesino no – Garmendia no quería aceptar lo que el fiscal había decidido- el primo, dijo que al regresar del almuerzo encontró a Tao, caído entre las góndolas, estaba herido, llamó a la ambulancia y el chino murió en el trayecto, todo es muy de película….

-Vos qué sabes, tal vez Tao encontró a Lopecito robando, discutieron y el pibe perdió los estribos y lo mató.

-Cuando hable con él, ni sabía quién era el chino, Lopecito había entrado a comprar una birra.

Quedaron en silencio, al fin fue Carmona quién hablo:

-Vamos al interrogatorio, el fiscal Ferri, lo va hacer pedazos, ya lo tiene entre ojos por el tema de sus robos y sus curdas, con esto le va hacer pagar todo junto.

Cuando llegaron a la seccional, Lopecito ya estaba en la sala de interrogatorio, Ferri entró con varias carpetas, tomo asiento y sin decir palabras se quedó mirando fijó al acusado, el ratero estaba tranquilo. Los detectives observaban tras del cristal sin ser vistos.

Ferri preguntaba a los gritos, golpeaba la mesa tratando de intimidar al detenido, que sin embargo se mantenía sereno y respondiendo con frases cortas, explicó que esa noche estaba en el bar cenando y luego se quedó a ver el partido de River y Monterrey. Eran muchos los que daban testimonio de su presencia.

Ferri movía la cabeza ignorando las palabras de Lopecito.

-Lo quiere hundir – dijo Carmona.

-Y lo que es harto más grave es que lo va a conseguir, cuando Ferri se propone algo lo consigue, vamos a ver que nos dicen en el barrio.

Fueron directo al bar donde se reunían los amigos de Lopecito. Todos aseguraron que el muchacho había estado en el bar.

El mozo le mostró a Garmendia la libreta negra, acá está anotado lo que comió y no pagó porque no tenía plata, día, hora y 18.000.- $ de deuda.

Salieron en silencio, notaron que los seguían, aminoraron el paso y se volvieron de golpe, ante ellos un hombre los miró sorprendido.

-¿Por qué nos sigue? -preguntó Pedro.

El tipo sorprendido y tartamudeando les dijo:

-Escuché las preguntas que hicieron en el bar – el hombre estaba atemorizado, miraba a todos lados mientras hablaba- Al chino lo mató Zirui, el primo, hace rato que se llevan mal, se roban mutuamente y se culpan de todo, pero Tao se metió con la mujer de Zirui y ahí se pudrió todo, yo estaba en el piso de arriba y escuché, me asomé y vi que Zirui lo golpeaba.

- ¿Qué hacías en el supermercado?

- Trabajo allí, soy repositor.

-¿Viste cuando lo mató?

Garmendia lo tenía contra la pared y lo miraba a los ojos

-No. Escape por la otra escalera y corrí a la calle, solo vi que Zirui le clavó varias veces un cuchillo, y escapé.

-Vení con nosotros, vas a contarle todo esto al fiscal.

El hombre asustado quiso escapar, pero Carmona ligero, lo alcanzó en seguida. Una vez en la seccional, fue Ferri el encargado de las preguntas, el hombre se confundía y contradecía con cada respuesta.

-¿Cómo te llamas?

-José Sandoval, me dicen carbón…

-Quiero que me digas paso a paso lo que viste…

Dijo el fiscal con voz de pocos amigos

Repitió lo que ya le había declarado a Garmendia.

-¿Por qué no dijiste todo esto cuando te interrogaron en el mercado?

-¡Por miedo! Zirui en una mala persona.

- Cuando se peleaban, ¿vos dónde estabas?

-Ya se lo dije en el piso de arriba, escuché gritos y me asomé por la baranda, Zirui empuñaba un cuchillo y se lo clavó a Tao, al ver eso escape.

-Sabes que nadie sabe cómo murió Tao, no le clavaron ningún cuchillo, estás mintiendo.

-¡¡Si que le clavó un cuchillo!! y lo hizo varias veces en el pecho.

-Dijiste que escapaste, ¿cómo viste eso?

Volvió a tartamudear como lo hizo la primera vez que habló con Garmendia.

-Lo vi, le dije que lo vi, era un cuchillo que ellos tienen en la cocina, largo y filoso.

-Vas a quedar detenido por ahora.

El fiscal se retiró dejando al hombre todavía estremecido.

El fiscal Ferri se reunió con Garmendia y luego de varios minutos de conversación, Pedro y Carmona se dirigieron hasta el supermercado de los chinos, regresaron con Zirui, pero antes subieron al piso superior para sacar fotos del entrepiso.

En su declaración Zirui dijo que había discutido con su primo, que se fueron a las manos y en un momento Tao cayó contra las góndolas, golpeó la cabeza contra un fierro y quedó desmayado, allí lo dejó, Zirui cerró el negocio y se fue a almorzar, a las 16 hs regresó y lo encontró herido en el mismo lugar donde había caído, llamó a la ambulancia y lo demás ya lo saben.

El fiscal preguntó:

-¿Por qué pelearon?

-Mi primo  me robaba y molestaba a mi mujer…

 

Garmendia mostró a Ferri las fotos del entrepiso. El fiscal pidió que trajeran a Sandoval.

-Señor Sandoval, usted nos mintió -dijo el fiscal mirando fijo al detenido.

El acusado abrió los ojos con un gesto de incredulidad y dijo:

- ¿Qué quiere decir?

-Que nunca pudo ver a Zirui asesinar a Tao y ahora me va a explicar como sabe que fue asesinado a cuchilladas.

-Ya le dije que me asomé por la baranda y lo vi.

-Eso es imposible, la baranda tiene delante pilas de cajas de mercadería y por arriba de las cajas en imposible ver el piso de abajo.

Le mostró las fotos, sin decir palabra.

Sandoval comenzó a tartamudear, estaba rojo, golpeó la mesa y dijo:

-Me quieren hacer tragar un sapo, ustedes son los mentirosos -parecía un chico descubierto en una maldad- Tao era un hijo de puta, me descontaba del sueldo los cinco minutos que llegaba tarde, hasta me cobraba un vaso de agua…me trataba como a un perro.

-Eso no es motivo para matarlo -dijo Garmendia- te hubieras ido a trabajar a otro lado.

-Claro como si fuera fácil, usted que sabe lo que es ser negro y pobre, nadie te contrata....

-¿Qué hiciste con el cuchillo?

-Lo tire en un conteiner de la avenida.

Lopecito y Zirui recobraron la libertad y Sandoval quedó a cargo del Juez de turno.

 

  



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