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domingo, 26 de enero de 2025

Muerte bajo la lluvia.



 

 

Desde la ventana del segundo piso la lluvia era una cortina transparente, Garmendia y Carmona disfrutaban de la belleza de ver la ciudad bajo el agua.

Apuntaba a ser una jornada tranquila, hasta Mendieta, el jefe, desapareció del mapa en aquella mañana. La tranquilidad no duró mucho, la fiscal Salvita, apareció de pronto. El impermeable empapado y el pelo le llovía goteando sobre la cara, y dijo a boca de jarro y sin saludar.

-Apareció una mujer  baleada sobre la vereda de la calle Quesada… dicen los vecinos que debe ser una bala perdida.

Carmona miró la dirección y dijo:

-En ese barrio es raro una bala perdida, es una zona tranquila.

-Vamos a ver – dijo la fiscal- es raro, pero ha sucedido…

Llegaron y los vecinos aún se encontraban reunidos a pesar de la lluvia, la ambulancia se había llevado el cuerpo de la mujer.

Una anciana lloraba desconsolada abrazada por una vecina, alguien le comentó a Garmendia; es la tía de la muerta. Se acercó a ella, no sabía por dónde comenzar, la muerte le seguía produciendo angustia, y en una persona joven era peor aún.

-Señora, perdone mis preguntas, pero debo hacerlas… ¿qué sucedió?

Con voz entrecortada la mujer dijo:

-No sé, yo dormía, entre sueños escuché la voz de Sara diciendo;  “en seguida vuelvo…”al rato me sobresaltó un disparo, corrí a la calle, desesperada y en la esquina la vi, ya estaba muerta, fue instantáneo.

-¿Vieron a alguien cerca?-preguntó la fiscal.

-No, pronto se llenó de curiosos.

La mujer no tenía fuerzas para hablar, los tres la acompañaron a la casa. La misma vecina que la abrazaba en la calle preparó café.

Garmendia preguntó:

-¿Qué pudo hacerla salir de la casa a esa hora y bajo un diluvio?

-¡La habrá llamado ese desgraciado! -la vecina acentuó las palabras con rabia.

Carmona fue rápido y preguntó:

-¿Quién es el desgraciado?

-El ex marido -respondió la tía- ella lo dejó porque estaba siempre borracho, no le gustaba el trabajo, durante tres años lo mantuvo, siempre encontraba un pretexto para dejar los empleos que ella le conseguía.

-¿Dónde vive el tipo? -preguntó la fiscal.

-A tres cuadras de acá, se llama Cesar Caride, dale la dirección Tere.

La vecina obedeció, escribió en un papel y lo entregó a Salvita.

Al salir había dejado de llover.

 

La dirección daba un pasillo que comunicaba a tres departamentos. Las latas de cerveza y papeles, que la lluvia había pegado a las baldosas, mostraban el abandono en que se vivía en ese inquilinato. El número tres pertenecía a Caride, tocaron timbre, golpearon la puerta, nadie respondió.

-¡¡Habrá o tiramos la puerta abajo!!- la voz de la fiscal fue un trueno.

Minutos después un personaje increíble apareció, desprolijo, pelo largo y sucio, era un hippy venido a menos.

-¿Qué pasa? -la voz pastosa denunciaba la borrachera feroz  de la noche anterior.

Mostraron sus credenciales y la fiscal lo empujó y se metió en la casa con los detectives detrás. Caride quedó a un lado sin entender que pasaba, la fiscal le pidió que se sentara y ella tomó asiento frente a él, el cuarto olía a basura rancia y a humedad.

Mientras Garmendia y Carmona revisaban cada rincón en busca de un arma, la fiscal hacía las preguntas de rigor.

-¿Dónde estuvo anoche?

-Acá durmiendo, salí a buscar algo para cenar y estaba todo cerrado, así que me acosté sin comer.

-¿Tiene armas?

El hombre dudo, quedó mirando a la fiscal sin saber que responder, se levantó y a trancos largos recorrió varias veces el cuarto.

-No sé, usted me confunde con sus preguntas, estaba dormido y me sobresalté con sus gritos.

Volvió a sentarse, se agarró la cabeza con las manos y dijo:

-No sé nada, mi cabeza es un caos…

Caride quedó en silencio, Salvita le hizo señas a Pedro de que no hablara, dejó pasar unos minutos y  preguntó:

-Su esposa… ¿de ella se acuerda?

-Si, la muy turra me echó de su casa, porque se cansó de mí, seguro que debe andar con algún tipo y yo molestaba.

-¿Por qué te rajó de su casa? -la voz de la fiscal fue suave al preguntar.

-Ya le dije se cansó de mi -se retorcía las manos, por momentos miraba a un lado a otro, parecía estar perdido.

-Hay que llevarlo -exclamó la fiscal.

-No hay armas en la casa -dijo Carmona.

-Ya llegó el móvil policial, vamos Caride – lo esposaron y lo llevaron hasta el coche.

La fiscal se fue en su auto, Garmendia y Carmona volvieron al departamento. Revisaron nuevamente cada mueble, nada hallaron. Pedro entró a la cocina, los restos de comida de varios días en la pileta le revolvieron el estómago, abrió cajones, nada encontró. A un costado un tacho con residuos y botellas vacías, desbordaba de mugre, lo dio vuelta y para su sorpresa, entre restos de comida y basura cayó una Bersa 9mm. Con un trapo de cocina la levantó y la colocó en una bolsa plástica. Cerraron la casa y salieron.

 

Caride negó haber disparado contra su mujer, observaba el arma que le mostraba Garmendia como si fuera un bicho muerto.

-No sé, creo que es mía, pero no recuerdo nada, esa noche salí a buscar comida, estaba todo cerrado y creo que llamé a Sara para que me trajera algo -el tipo se notaba perdido, le costaba hablar, el alcohol todavía lo tenía dominado- si, la llamé y ella me dijo que era un inconsciente que eran las cuatro de la mañana.

Se recostaba en la silla cerraba los ojos, por momentos se dormía, le dieron café cargado y pareció reaccionar.

-¿Llevaste el arma? -Pregunto Carmona.

-Si, ella venia a mi casa y yo iba a la suya, nos encontramos en la esquina, me entregó un paquete con comida y yo quise asustarla con el arma -se agarró la cabeza y comenzó a aullar como un demente- quería asustarla, nada más… la bersa se disparó sola, yo no disparé, fue el arma que la mató- siguió aullando como un animal herido.

-Maldito alcohol -dijo Pedro- tiene el cerebro comido, quién sabe que decida el juez, o cárcel o psiquiátrico.

-¿Y si está fingiendo? -Dijo Carmona.

-Al juez no lo va a engañar, ya veremos qué va a suceder…

 

 

 

 

 


4 comentarios:

  1. Caride es un irresponsable, todas sus decisiones conducen pues a crear una tragedia. Y alli lo raro, ¿como es que las mujeres se enamoran de estos personajes? habiendo tantos hombres, libres de vicios y trabajadores.

    Lamentablemente a veces creo que es la norma que las mujeres escogen a los peores para enamorarse, desdeñando a los mejores partidos.

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  2. Gracias por leer y comentar. Ciertas mujeres suñar con cambiar a los personajes torcidos que llegan a su vida... por qué?
    No lo sé, quieren sentirse salvadoras y como dice el tango: "Un gil que alzó un tomate y lo creyó una flor..." pasado al femenino.
    mariarosa

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  3. Quiero saber si lo metieron a la cárcel, al muy desgraciado. Ficción o realidad es igual de cruel cuando se trata de hombres mantenidos y mujeres agredidas. En México es el pan de cada día.
    Buen texto.
    Te dejo un beso

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    1. Hola Jova, el muy desgraciado quedó en manos del juez, si fue a prisión alli debe estar todavia y si lo metieron en un psiquiatrico su destino va a ser peor que la cárcel, de una forma u otra, las va a pagar.

      Gracias por pasar a leer y comentar.

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