Garmendia y la viuda negra.
Garmendia entró en la oficina, se quitó el
abrigo y lo colgó en el perchero, el gesto de su cara demostraba mal humor.
Carmona lo miraba esperando que dijera algo,
pero solo dio un hondo suspiro y se acercó a la ventana. El frío viento de
julio agitaba los árboles de la calle
desierta, se volvió y le dijo a Carmona:
—Parece mentira, nunca me resultó tan rápido
resolver un crimen, lástima que el final sea tan doloroso.
— ¿Me podes explicar que paso? —dijo Carmona.
—Mientras vos fuiste a Mendoza a ver a tu
hermano, me llamaron por el caso de un tipo al que encontraron asesinado, se
llamaba Felipe Pelufo, lo encontraron atado a una silla y con signos de
envenenamiento y de haber sido golpeado, y según contaron los vecinos, era
buena persona, sólo tenía debilidad por cierto tipo de mujeres, las muy altas,
rubias y robustas, tipo suecas —Garmendia hablaba y daba vueltas por la
oficina—. El caso es muy común, buscaba chicas de la calle, las llevan a su
casa, hacían el amor y ellas se
marchaban con su dinerillo y hasta otro día, pero esta vez la cosa fue
diferente, la mina lo durmió y se le fue la mano; lo mato, pero me resultó
extraño que si lo envenenaron, ¿por qué los golpes?
Garmendia salió al pasillo, fue a la cocina y
regresó con dos cervezas.
—¿Cómo sabes que fue una rubia? —pregunto
Carmona, mientras abría la cerveza helada.
—La vecina de enfrente, una vieja muy curiosa,
los vio entrar abrazados, cantando y un poco borrachitos, luego, las luces de
la casa se apagaron y todo fue silencio. Por la mañana llegó el hijo y lo
encontró muerto, llamó al 911 y llegué con varios agentes, Saporiti el forense y el
comisario Juárez.
Saporiti se dio cuenta en seguida por el olor en
la boca que había sido envenenado, se llevaron el cuerpo y los de la policía
científica quedaron levantando huellas mientras yo daba vueltas en la casa.
Garmendia quedó en silencio, se lo veía cansado,
terminó su cerveza y la arrojó al cesto de basura.
—La rubia, según comentó el hijo, se llevó hasta
la maleta de viaje del padre, seguro que cargó en ella la notbook, las joyas,
el dinero que encontró en la casa y menos mal que no pudo abrir la caja fuerte
donde el tipo guardaba moneda extranjera, seguramente él no quiso abrirla y por
eso los golpes.
—Una asesina brutal y por lo que me decís, una
viuda negra ¿la teníamos registrada?
—No — la cara de Garmendia demostraba cansancio
—esta es nueva, es sueca, hace unos meses llegó de Uruguay.
— ¡Justo como le gustaban al tipo…!
—Sí, pero esta vez le fue mal, la mina tuvo un cómplice,
sola no pudo envenenarlo y atarlo a la silla e irse con la valija sin llamar la
atención, te das cuenta, alguien la ayudo… alguien que conocía los gustos del
viejo por las suecas y se la presento, o le dijo a ella como acercarse a Pelufo,
él se confió y la llevó a su casa.
Carmona acomodó la silla frente a Garmendia y
viéndolo tan agotado le preguntó:
—Por qué te sentís tan mal, es una caso más, ya
tenes que estar acostumbrado, hace años que trabajas en esto.
—Hay ciertas cosas a las que no te acostumbras, a la vecina de
enfrente, curiosa como pocas se le ocurrió anotar la patente del auto de la
rubia, según dijo, el viejo llegó en el auto de ella, pero lo que me puso muy
mal es que la mujer se paso la noche esperando que la rubia saliera y para su
sorpresa el que llegó horas más tarde y
se fue con la rubia; fue el hijo.
Carmona abrió los ojos asombrados y se echó
atrás en la silla.
—¡No te puedo creer…! ¿Quiere decir que la rubia
y el hijo fueron cómplices del crimen?
—Así es, como no me voy a sentir mal al ver que
un hijo llega a semejante asesinato por dinero, date cuenta que si a la vecina
no le hubiera llamado la atención verlo a Pelufo, entrar con una chica joven y
borracho, ocurrírsele tomar la chapa y asombrarse al ver entrar al hijo, nunca
lo hubiéramos descubierto… las huellas de la rubia no estaban fichadas en la
policía, porque hace unos meses que entró al país y las del hijo era normal en
la casa del padre…
—Pero, matarlo ¿por qué? —preguntó Carmona.
—Por el dinero de la caja fuerte, investigamos
al hijo y descubrimos que estaba en una bancarrota total, había pedido dinero a
ciertos mafiosos y estaba amenazado de muerte sino pagaba… le habrá pedido
ayuda y el viejo se negó y seguramente ideó este plan que creyó le iba a salir
redondo, traerle una minita a su gusto; el hijo sabía que allí había mucho dinero,
lo golpeó mientras estaba atado y como el viejo se negó, lo liquido, su única salida fue el crimen,
total cuando la policía abriera la cajea fuerte, el dinero le correspondería a
él... pero la vecina le arruinó el plan…
Carmona se rascaba la cabeza y viendo a
Garmendia decaído le dijo:
—Dale, salgamos a comer algo y seguro que con
unas buenas empanadas se te pasa el malestar… el caso está aclarado, ahora le
toca a los jueces actuar, vamos, acá hace demasiado frío…
Buenísimo mariarosa. Me entretuvo mucho leerlo, la lectura me fue arrastrando hasta el final con mucha fluidez. Hay un estilo particular en tus relatos detectivescos, creo que alcanzaste algo propio.
ResponderEliminarHay que tener cuidado con las viejas chusmas, jeje.
Otra cosa:
¡Feliz Día de la Mujer!
Abrazo.
Gracias naufrago por tu saludo y muy amable por leer a mi amigo Garmendia.
EliminarUn abrazo.
La justicia tiene ojos, incluso cuando se esconde en la oscuridad. Viva Garmendia, carajo! jajaja
ResponderEliminarMe encanto la historia tambien tiene detalles encantadores que hacen que me sumerja mas en la tempestad del crimen, ejemplo los arboles que se sacuden por el viento en pleno julio o el toque gracioso de la vecina que los vio medio borrachitos jaja :D
La complejidad del ser humano, no? hasta donde la codicia y la ambicion pueden llegar
El crimen de Felipe Pelufo nos deja una enseñanza: no todo es lo que parece y hay que desconfiar hasta de los hijos!!!
Buen capitulo! pero ademas quiero agradecerte por el fino y delicado detalle de "cuidarme" de ciertos ataques absolutamente peregrinos, arbitrarios, e infundados de gente que no tengo la mas palida idea de quien es, ni de por que me convirtio en objetivo.
Feliz noche ✨💛🌻⭐
En la web hay de todo, lo mejor es ignorarlos. Esta historia nacio de un caso policial que lei en el diario, le agregue ciertos detalles, pero la ambicion de los hijos crearon un crimen real. Gracias, un abrazo.
Eliminarmariarosa
Beautiful blog
ResponderEliminarGracias Rajani Rehana, muy amable.
EliminarAbrazo.
Please read my post
ResponderEliminarTremendo hijo, algo despiadado, quizas impaciente. Lo cual me hace pensar que quizas no sea buena idea traer mujeres a la casa.
ResponderEliminarGracias José por tu visita.
ResponderEliminarEsta historia de las "Viudas negras" se repite muy seguido en las noticias policiales, por eso intente darle algo de vida al cuento, es decir uni dos historias en una y salió así.
mariarosa
Pobre hombre, que sólo tenía debilidad por tan atrayente tipo de mujer.
ResponderEliminarY se encontro con una viuda negro. Llevada por su hijo, que era peor que esa mujer. Quien tal vez no sea atrapada.
Bien contado.